Las sirenas de la isla
Había una vez una isla muy lejana llamada Nunca Jamás. En ella vivían ¡Sirenas! Se pasaban el día nadando y jugando bajo las olas del mar. En Nunca Jamás gobernaban los cuatro unicornios mágicos: el unicornio del aire, el de la tierra, el unicornio del agua y, por último, el del fuego, pero también estaban los reyes, la reina Campanilla y el rey Tristán, que vivían en un bonito y gran castillo.
Entre todas las sirenas de Nunca Jamás habitaba una humilde sirena llamada Marina. Era simpática, amable e inteligente aunque era pequeña, sólo tenía 10 años.
Un día bonito y soleado, Marina salió con sus amigas a dar un paseo y vio a su amigo pez que se llama Jake. Es de color azul con rayas naranjas. Él también se fue a dar un paseo.
Entonces, se alejaron un poco de la isla y encontraron una pequeña playa en la que… ¡las personas andaban a pie! Aquello fue una gran sorpresa para Marina. Marina se iba acercando cada vez un poco más. Había tres niñas cerca Marina, Jake y sus amigas.
Las niñas, que estaban cerca de las sirenas, no sabían que les estaban mirando. Pero las niñas se dieron la vuelta y vieron a las sirenas. Al principio no pasó nada porque no se dieron cuenta de que tenían la cola de sirena. Bajo el agua le saludaron las niñas a las sirenas, pero luego cuando todas estaban jugando, Marina saltó y las niñas vieron su cola de sirena y gritaron muy fuerte.
Se asustaron y nadaron hasta la orilla. Le dijeron a todo el mundo que habían visto sirenas y nadie se lo creyó porque todos decían que se lo habían inventado. Marina y sus amigas le dijeron a las niñas que no se asustaran. Entonces fueron entrando en el agua, les explicaron que no tenían que tener miedo y todas se hicieron amigas.
Luego, Jake, Marina y sus amigas le enseñaron a todos que eran sirenas y les dieron a las niñas un colgante con el que podían ser sirenas y regresar a tierra cuando quisieran.
Después, se dirigieron a Nunca Jamás a enseñarles a las sirenas que no tenían que asustarse de las personas. Llegaron a la isla y le demostraron que no había que tener miedo a las personas.
Al final, Marina y todas sus amigas fueron muy felices y las niñas visitaron todos los días a las sirenas. Las sirenas y las personas fueron amigos y no volvieron a tener miedo.
Fin
Rocío Corral León.
Muy chulo
ResponderEliminar