Aprendiz de fraile.
Desde
el primer día fray Perico quiso ser un buen fraile y se puso a hacer lo que
hacían los demás. ¿Rezaban con las manos juntas? Rezaba él con las manos
juntas. Sacaban el rosario. A sacar el rosario. ¿Se rascaba uno una oreja? Fray
Perico se rascaba una oreja. ¿Estornudaba fray Olegario? Perico estornudaba.
¿Guiñaba los ojos fray Ezequiel? Él también los guiñaba. El padre superior le
regañaba por estas tonterías pero no se podía con él.
En la mesa observó que el abad, para hacer
penitencia, tiraba la comida debajo de la mesa, y fray Perico la tiraba
también. El gato de los frailes estaba gordísimo.
Una noche, estando todos los frailes roncando a
pierna suelta, sonaron unos gritos:
¾ ¡Me muero, me muero!
Todos los frailes, aterrados, saltaron de sus lechos
y el padre superior preguntó:
¾ ¿Quién se muere?
¾ ¡Fray Perico!
¾ ¿De qué te mueres?
¾ De hambre ¾contestó muy colorado.
El padre abad mandó a fray Perico poner la mesa y
dijo:
¾ ¡Ea, vamos todos a cenar! Yo
también tengo hambre.
Comieron todos a media noche, y el gato se despertó
y comió también.
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Fray Olegario. |
¾ ¡Echa serrín, fray Perico,
echa serrín!
Fray Perico echaba serrín por todos los sitios: por
las paredes, por las sillas, por el techo, por las camas, por los platos... ¡No
se podía con él!
¾ Vete a la cocina y ayuda a
fray Pirulero.
Lo primero que hizo fray Perico al llegar a la
cocina fue tropezarse con un barreño y caer de cabeza en el cubo de fregar el
suelo. Fray Pirulero le regañó y le puso a pelar patatas. Aquel día había
judías con patatas.
¾ Ten cuidado con las judías.
Fray Perico, pela que te pela patatas, contaba
cuentos al gato, que, mientras tanto, se comía las sardinas de una fuente. Las
judías empezaron a quedarse sin agua... sin agua... sin agua. Los frailes, que
estudiaban, alargaron la nariz... la nariz... la nariz y dijeron:
¾ ¡Se están quemando las
judías!
Bajaron todos corriendo a echar agua, pero ya era
tarde. Las judías, negras como el carbón, echaban humo como una locomotora...
¾ ¿Qué comeremos hoy? ¾Dijeron los frailes.
¾ Sardinas sólo ¾Contestó el pobre superior.
¾ ¡Se las ha comido el gato! ¾Dijo fray Perico.
¾ Comeremos pan a secas.
Fray Perico se puso muy colorado y fray Pirulero le
regañó y le castigó de rodillas de cara a la pared. Al gato lo encerró en la
carbonera. El padre Nicanor echó a fray Perico de la cocina y dijo a fray
Cucufate:
¾ Desde mañana, fray Perico te
ayudará a dar vueltas a tu chocolatera.
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